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24 may 2011

Colombia ¿Historia y lucha de razas? continuidades y discontinuidades.

De inicio, antes de discutir el concepto de racismo inmerso en la variante del tiempo, quisiera hacer una salvedad metodológica, para no hacer en los extremos de la historiografía en cuanto a la universalidad o especificidad del racismo en diversos momentos históricos, dicha salvedad está dirigida a no entender la génesis del racismo en lo más antiguo de la humanidad o en lo más especifico de la contemporaneidad[1], según esto me situó en quienes piensan que la palabra racismo opera sin su concepto, así como el concepto opera sin la palabra[2].

La anterior salvedad servirá para entrar de una manera más segura en los terrenos de una historia comparativa, también teniendo en la mira a Braudel en cuanto a la observancia de unas estructuras de larga duración que permanecen en el tiempo no de una manera macro estructural sino variando y navegando como barcos en medio de las aguas de la temporalidad[3], es decir que el racismo constituiría una estructura que esta presente en la mayoría del proceso histórico colombiano (por lo menos desde la conquista) pero con cambios representativos en sus operancias y justificaciones teóricas por parte de quienes estimulan una lucha de razas, silenciosa o tronante.

Racismo de Colonia y Racismo de siglo XIX.

Las divergencias y convergencias del racismo pre-independencia y pos-colonia se podrían plantear en pares conceptuales de la siguiente manera: desigualdad-igualdad, poder pastoral- biopoder, castas-capacidades, entre otras, lo cual nos obligaría a pensar en la naturaleza camaleónica del racismo. Analicemos una por una.

Desigualdad-igualdad: En el proceso de conquista de América el orden de geográfico y etnográfico de los europeos se ve gravemente afectado, incluso se podría hablar de una crisis del mismo (manifestada de alguna manera en los procesos de Reforma que cuestionan las verdades expresadas en el Medioevo por la iglesia), esta crisis que se plantea lleva consigo la emergencia de reestructurar el horizonte cultural[4] con el fin de hacerlo más fácil de entender, esta construcción de una alteridad conlleva a el planteamiento de otro en contra posición de un yo[5]. Este reajuste de la contradicción, como lo llama Amodio[6] será la que plantee la diferencia como esa decisión en la cual el europeo se reconfigura así mismo, Obviamente esta configuración no se hará en detrimento de si mismo sino de forma que el pueda sacar un provecho político, económico e incluso psicológico. Los españoles, aun antes de la emergencia que planteaba el encuentro con una alteridad americana, se habían visto en la necesidad de plantear este tipo de políticas de disgregación en pos de un status quo, este proceso se había llevado a cabo con los estatutos de limpieza de sangre[7], donde la diferenciación religiosa se traslado de lo teológico a significaciones corporales y fisiológicas. La diferenciación se dará en el caso americano por medio de lógicas distintas, y que incluso nos podrán develar estructuras mas allá de la colonia, este tipo de dinámicas se plantean en un modo discursivo a través de la oposición de civilizados-salvajes, bello-grotesco, etc.[8]. No me planteo hacer un recorrido por la evolución del racismo colonial[9] por lo cual no me referiré a casos específicos de racismo. Sin embargo cabe aclarar que esta diferenciación será vital para que la sociedad colonial se jerarquice y funcione económica y políticamente a través de las políticas de inclusión y exclusión[10]. Inclusión en la medida en que los elementos de la sociedad colonial no se segregan de la comunidad sino que están insertos en ella a modo de clases subalternas esclavizadas pero están excluidos de cualquier tipo de participación política, incluso se trae los esclavos africanos para entrar en esta dinámica de inclusión –exclusión. A través del tiempo este tipo de diferenciaciones se vendrá a significar cada vez más con el cuerpo, de modo que hacia el final de la colonia habrá toda una taxonomía de clasificación racial en busca de establecer un orden racial al desorden mismo que había arrojado un proceso de mestizaje que estaba fuera del control real, mestizaje que propondrá un método para evadir este control racial y que tendrá respuesta en políticas restrictivas y discriminatorias contra los mestizos[11], es decir que en la colonia se construye una diferenciación racial para organizar lo social y lo político, pero dicha diferenciación racial, nacida del encuentro con la alteridad, se verá retada por las practicas de mestizaje que la pondrán a tambalearse hacia el final de la colonia.

De este modo tendremos una sociedad mestiza que en medio de la emergencia política e ideológica del siglo XIX dará como resultado la construcción republicana de la joven nación. Esta emergencia estará marcada por las ideas de igualdad en contraposición a las ideas de desigualdad que planteaba la sociedad colonial para su funcionamiento. Estas ideas de igualdad, sin embargo, estarán relativizadas, ya que se verán acompañadas por un proceso científico que argumenta la desigualdad a partir de la ciencia (biología, geografía, etc.) y que tendrá adeptos dentro de las nuevas clases dirigentes republicanas del país. Estos intelectuales y próceres plantearan retóricamente la igualdad, sin embargo en sus discursos “científicos” y académicos acudirán a la combinación de lo teológico y lo empírico a fin de definir una identidad criolla determinada[12] con el fin de adjudicarse el poder. El discurso de la raza como diferenciación y exclusión se deja a un lado para entrar en el discurso de la igualdad, pero, advirtiendo que dicha igualdad es para quienes tengan las capacidades de adquirirla en razón de su intelecto, trabajo etc.[13] sin embargo según el discurso científico algunos están determinados según sus características geográficas y raciales a no tener dichas capacidades, por lo cual quedan excluidos de la igualdad propuesta por el republicanismo.

Poder pastoral-Bipoder. La ilustración en su discurso plantea esta disyuntiva entre el antiguo régimen y el nuevo modelo estatal en pos del progreso. El primer orden es representado en su totalidad por el rey[14] quien tiene la capacidad y la obligación de aniquilar a quien no esté en el orden social, gran parte de la significación de este poder esta representada por la iglesia que en su calidad de guardiana del rebaño los lleva según el modelo teológico estático de la edad media, este tipo de modelo es el que está presente en la colonia española, la cual sin embargo no se caracteriza por exiliar a quienes no cumplen con las exigencias del modelo social, pero si tendrá mecanismos para ajusticiar a quienes de él se salen, un ejemplo de ello será el poder inquisitorial. Una vez entradas en uso práctico las ideas de la ilustración estas cambiaran el modelo argumentativo del poder estatal (estas ideas no solo llegaran en el republicanismo sino también a partir de las Reformas Borbónicas) El nuevo modelo ilustrado lo plantea la muerte de una manera diferente, ya que si aplicamos este modelo (biopoder de Foucault) la muerte entra en desuso como método de control, en especial en él la republica, “Foucault recuerda que la figura de la muerte sufre desde el siglo pasado una descalificación simbólica progresiva […]Lo que interesa a la burguesía triunfante es la vida de la especie, su multiplicación”[15] Esto no podría ser visto con razones humanitarias o filantrópicas, ya que lo que se plantean esta elite gobernante es un bienestar en la población con el fin de que esta produzca y progrese, más que la sociedad, el proyecto de nación. ¿Y cómo se relaciona esto con el racismo? “el racismo es la condición de aceptabilidad de la matanza en una sociedad en que la norma, la regularidad, la homogeneidad, son las principales funciones sociales”[16] Es decir; que para construir esta nación republicana será necesario tener una sociedad homogénea, trabajadora y progresista ¿Y todos no lo eran? Es aquí donde estaría la disyuntiva con Foucault ya que al parecer los lideres criollos pensaban no solo una población que unida realizara el proyecto de país, sino que a partir de la diferenciación la nueva sociedad seria reorganizada y jerarquizada en pos de los beneficios de quienes ahora ostentaban el poder, la herramienta aquí, de nuevo, fue el racismo con el cambio discursivo y epistemológico basado no en lo teológico sino en lo científico. Así tendernos las caracterizaciones y catalogaciones de los negros e indígenas como perezosos o poco útiles, débiles y holgazanes. es así como se mantiene una guerra de razas en pos de mantener un status quo, volviendo a Foucault este lo plantea de la siguiente manera: “El poder político, en esta hipótesis, tiene de hecho el papel de inscribir perpetuamente, a través de una especie de guerra silenciosa, la relación de fuerzas en las instituciones, en las desigualdades económicas, en el lenguaje, hasta en los cuerpos de unos y otros”[17] en resumen la ilustración y el republicanismo americano plantea la ambivalencia de la “desigualdad en la igualdad”[18]

Castas-capacidades: No me pienso extender mucho en este punto ya que en parte se infiere en los dos puntos anteriores, esta pareja de conceptos se explica de la siguiente manera: la principal herramienta de diferenciación para el racismo colonial está basada en una diferenciación de castas, es decir en una significación social del cuerpo a través de lo fenotípico, esta diferenciación es suficiente para catalogar a alguien en un estamento social que está definido según su casta, sin embargo el modelo en el siglo XIX cambia, no en lo social, pero si en lo discursivo, ya que de alguna manera lo importante no es el discurso teológico (el cual fue malinterpretado en la colonia para asegurar la permanencia del racismo como una determinante divina a través del pasaje ya conocido del génesis en referencia a los hijos de Noé[19]) ahora lo relevante es lo científico, representado por la biología, la antropología y la antropometría, estas ciencias o nuevos epistemes son utilizados convenientemente [20] para asegurarse que ciertos grupos sociales no lleguen a tener ninguna oportunidad de asenso social. Así veremos las caracterizaciones que hacen Caldas o Tadeo en cuanto a la ineficacia, salvajismo y holgazanería de negros e indios o incluso mulatos, con discursos como el determinismo climático entre otros. Estos discursos determinaran quienes tienen o no las capacidades de ser buenos o malos ciudadanos, escondiendo en ultimas que las clasificaciones tan hechas a partir del racismo.

Para concluir; podríamos decir que el racismo muta su operancia en relación de los cambios políticos e intelectuales de cada época, no es estático y monolítico sino que se disfraza según el discurso imperante, ya sea el teológico del antiguo régimen o ya sea el moderno racimo sustentado en la verdad científica, sin embargo juntos llevan una estructura que comparten a través de la historia y es la de una utilidad política y económica a partir, siguen los planteamientos de la larga duración hay una estructura con constantes y con discontinuidades explicada de la siguiente manera: “los discursos de “raza” encarnan significados desiguales; es decir, representan diferentes formas de su propio ser (discontinuidad), pero siempre pretendiendo un mismo fin; la exclusión (continuidad)[21] ¿podríamos hallar en el racismo una estructura en la historia?

Racismo de siglo XX; herencia histórica de la diferenciación y su impacto sobre la contemporaneidad.

Pensar en encerrar el racismo en una época, en encapsularlo para así librarnos de su embarazosa presencia es un poco recurrir al autoengaño en pos de una comodidad falsa, la diferenciación, una de las principales herramientas del racismo, es casi que inherente a la construcción de un sujeto, como lo recuerda el psicoanálisis; el sujeto se construye a él y así inconsciente a través de la diferenciación con el otro, en espacial en la construcción del lenguaje mismo[22], sin embargo también hay que recordar que el racismo no es natural al hombre, ya que este es uno de los objetivos del racismo (mostrar que siempre ha existido así sea recurriendo a discursos bíblicos para fundamentarlo[23]). Sin embargo la construcción de una alteridad siempre estará como emergencia en cuanto a lo desconocido y en cuanto a la construcción de los grupos sociales. Es la operancia del concepto sin la palabra y de la palabra sin el concepto que ya citábamos líneas arriba.

Ahora bien, a partir de catástrofes que han retumbado en la sociedad contemporánea[24] la humanidad de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI ve con profundo recelo el racismo, sin embargo esto no garantiza la inexistencia del mismo, es más, este opera hoy en día sin que se le advierta por el mismo miedo que pronunciarlo produce.

¿Cómo podríamos auscultar el racismo en nuestro tiempo como herencia del racismo colonial o decimonónico? En buena medida podríamos hablar del nacionalismo: “los discursos de raza y de nación nunca se han alejado demasiado”[25] Este tipo de diferenciaciones son evidentes, vale la pena citar un caso: En 1946 en nuestro país se disputaba la presidencia de la republica, entre los opinados estaban; Mariano Ospina Pérez, Gabriel Turbay (de ascendencia turca) y Jorge Eliecer Gaitán, los periódicos conservadores iniciaron una campaña que desprestigio basados en el nacionalismo con titulares como el siguiente “Sangre indígena y árabe en la Unión Liberal”[26] Lo cual iba enfocado a despertar el nacionalismo en los votantes en detrimento de un indio (Gaitán) y un turco (Turbay) en pos de que el elegido fuese, quien de por si ganó las elecciones, el conservador Mariano Ospina Pérez, sobre quien giro una gran campaña de propaganda que resaltaba su nacionalismo y su sangre y ascendencia netamente colombiana. Este ejemplo de diferenciación claro, con tintes de xenofobia y racismo nos lleva a pensar que tan cerca o lejos estamos de los conceptos u operancias del racismo en nuestro país. Sin embargo esto no solo ocurrió en los lejanos 40, valdría la pena recordar cómo se promulgaba en las elecciones presidenciales de 2010 la poca colombianidad del candidato Antanas Mockus en pos de una familia distinguida y nacional que respaldaba al hoy presidente Juan Manuel Santos. Una vez más, regidos por la constitución garantista de la pluriculturalidad de 1991, vimos como el nacionalismo se mostraba tímidamente pero influenciaba lo político en pos de unas elites que rigen el país por delfinazgo más que por capacidades administrativas. El caso no es solo colombiano, recientemente en los Estados Unidos la oposición a Barack Obama ha hecho hincapié en su supuesta falta de nacionalidad americana, esto a partir de pretensiones racistas de excluirlo del poder en cuanto a sus aspiraciones de un segundo mandato, estos discursos disfrazados con argumentos legales (que pareciera ser el nuevo espíteme en nuestra época) intentaban demostrar la extranjería de Obama, quien ha chocado en la derecha estadounidense no por su color y sus ancestros africanos más que por sus políticas reformistas que solo han resultado en discursos retóricos. Muchos más casos se podrían mostrar en cuanto a la diferenciación en nuestra época (Islamofobia, persecución y exilio de gitanos en Europa, leyes discriminatorias para inmigrantes latinoamericanos en EEUU o España etc.) Sin embargo lo que siempre vemos es una operancia del racismo como método de exclusión de algún tipo de manera, a través de la diferenciación con otro que me incomodo o que se interpone a mis intereses de poder, ya sea con judíos conversos que aspiraban a cargos públicos en España, a esclavos africanos que eran necesarios para mantener un orden económico de plantaciones y minería, unos indígenas que a través de la catalogación de salvajes y barbaros eran imprescindibles para que la colonización del nuevo mundo se llevará a cabo, o unas clases subalternas despreciadas como incivilizadas que sin embargo mantenían la producción de economías agroexportadoras en el siglo XIX, el racismo y la diferenciación servirán como perversos métodos de jerarquización de lo social en pos de los intereses del racista, sea con el discurso que sea o los argumentos que sean validos para cada época.

>> Conclusión: He pretendido mostrar en las dos presupuestas una similitud entre los conceptos de raza y de estructura en Braudel, en cuanto a que la distinción por raza pordia ser vista como una estructura presente en la historia, en especial la colombiana, en la medida en que se mantiene como un método operante de poder pero que cambia y muta según las variantes políticas, sociales e intelectuales de la época. El racismo en ninguna medida es natural o inherente al humano, como lo aclara Malgesini y Giménez: “Raza es una palabra sensible como polisémica […] no es solo un concepto de clasificación según rasgos biológicos, sino que es un concepto construido socioculturalmente y que denota también identidades, valoración del otro y auto percepción de determinados grupos humanos”[27] Esta auto percepción es creada a partir de la diferenciación y la alienación del otro para construir mi propio sujeto. Este tipo de herramientas han sido y siguen siendo utilizadas con intereses claros en lo político y en lo económico.


[Imagen: Pintura de Castas. Anónimo, siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato]



[1] Hering, Max. “Raza” variables históricas. Revista de estudios sociales. No. 26. abril 2007. Bogotá. p. 17.

[2] Arias, Julio y Restrepo, Eduardo. Historizando raza: propuestas conceptuales y metodológicas. En: Crítica y Emancipación. Año II No. 3, primer semestre, Bogotá. 2010. p. 49.

[3] Véase: Braudel. La Larga Duración. En: La Historia y las Ciencias Sociales. Anales E.S.C. n. 4, oct. – dic. 1958. Edición en castellano: Alianza Editorial. Traducción: Josefina Gómez Mendoza. 1982. pp.60-106

[4] Amodio, Emanuele. Formas de Alteridad. Abya-Yala. Quito. 1993. p. 19.

[5] Este tipo de decisión que Lacan llama de alienación en la que se debe elegir entre el otro o el yo, sin entender de antemano que ese otro soy yo mismo o la proyección de mi hiancia (vacio) en ese otro. Véase: Lacan. El sujeto y el otro, en: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos aires. Paidos 2006. pp. 221-235.

[6] Amodio. op, cit. p.19.

[7] Hering, Max. La limpieza de sangre, problemas de interpretación: acercamientos históricos y metodológicos. Texto no publicado

[8] Véase: Bolaños, Álvaro Félix. Barbarie y canibalismo en la retorica Colonial. CEREC, Bogotá. 1994.

[9] Para tal propósito me atrevo a citar: Rojas, Carlos. ¿Cuáles podrían ser hipotéticamente las características de un “racismo colonial”? en: http://www.degules.blogspot.com/

[10] Wulf D. Hund, Inclusion and exclusion: Dimension of Racism. En: Wiener Zeitschrift zur Geschichte der Neuzeit. Hering Torres, Max y Wolfgang Schmale, 3 Jg. 2003 Innsbruck. p. 19.

[11] Jaramillo Uribe, Jaime. Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII” En: Ensayos de Historia Social. CESO, Universidad de los andes, Banco de la Republica, Colciencias, Alfa y Omega. Bogotá. 2001. p. 128.

[12] Arias Venegas, Julio. Seres, cuerpos y espíritus del clima ¿pensamiento racial en la obra de Francisco José de Caldas? En: Revista de Estudios Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes / Fundación Social. No. 27. Agosto de 2007. p. 27

[13] Wulf. op, cit. pp. 16-17

[14] Foucault. La Genealogía del racismo. Colecciones Caronte Ensayos. Altamira. La Plata-Argentina. 1980. p. 29

[15] Abraham, Thomas, Prologo en: Foucault. Op, cit. p.10.

[16] Ibíd.

[17] Foucault. La Genealogía del racismo. p.24.

[18] Hering. Op, cit. “Raza” variables… p.22.

[19] Genesis 9, 25-27.

[20] Hering. op, cit. “Raza” variables… p. 23.

[21] Ibid. p.25.

[22] Lacan. Op, cit.

[23] Si bien se ha hablado del racismo del siglo XIX como establecido en los pilares del raciocinio me gustaría llamar la atención en que algunos de estos racismo operan aun bajo la sombra de lo teológico: “Y la piel de los lamanitas era obscura, conforme a la señal que fue puesta sobre sus padres, la cual fue una maldición sobre ellos por motivo de su trasgresión y rebeldía” Dicta el libro de Mormón: Libro de Mormón. Iglesia de los Santos de los últimos días. Salt Lake City. Estados Unidos. 1980. Libro de Alma. 3. 6. p.213. Iglesia fundada por José Smith en 1813.

[24] Me refiero puntualmente al “holocausto” judío que en gran medida ha empañado otros genocidios llevados a cabo a partir de discursos racistas.

[25] Balibar, Etienne. Racismo y Nacionalismo. En: Raza, Nación y clase. IEPALA. Madrid. 1991. p. 63.

[26] La Defensa. 21 de marzo de 1946. p.4.

[27] Malgesini, Graciela y Giménez, Carlos. Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad. Catarata. Madrid. 2000. p.345.

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Bibliografía.

v Amodio, Emanuele. Formas de Alteridad. Abya-Yala. Quito. 1993.

v Arias, Julio y Restrepo, Eduardo. Historizando raza: propuestas conceptuales y metodológicas. En: Crítica y Emancipación. Año II No. 3, primer semestre, Bogotá. 2010.

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