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22 mar 2012

Santander, dos veces exiliado. Historia de la escultura que alguna vez fue el Símbolo de la U. Nacional


La imagen más emblemática, y la más recordada, de la Universidad Nacional, para aquellos que han entrado en su campus, es sin lugar a dudas la denominada “Plaza Che Guevara”, nombre que no solo corresponde a una nomenclatura como tal, sino que es el rostro de la Revolución Cubana en el muro del Auditorio León de Greiff que se corona en simetría sobre el blanco muro, con una mirada a ninguna parte recuerda a quien visita la Plaza sentido a del nombre. Sin embargo dicho nombre fue impuesto, y no es su nombre original, la Plaza originalmente le perteneció a Santander. Y entonces: ¿En qué momento cambio de dueño? 


Mas que una descripción detallada de los hechos en los que la Plaza muda de nombre este escrito tiene como objetivo encontrar la relación de significados entre Santander, el prócer, y Santander, la representación, y como este Santander genera una interacción a partir de su interpretación y asimilación de la escultura, escultura que se encontraba en la plaza desde los cuarenta y que fue completamente exiliada al inicio de los 90. El anterior objetivo general tiene tras de sí ciertas preguntas que sería pertinente responder: ¿En qué momento cambia de nombre la Plaza y bajo qué circunstancias? ¿Cuál es la historia completa de la escultura de Santander? ¿Quién la hizo? ¿Bajo qué pensamiento se hizo y se coloco en la plaza? ¿Qué representaba Santander en su época y en la época en que se hace la escultura? ¿Por qué la tumbaron? ¿Por qué la remplazaron con lo que la reemplazaron?

Para responder las anteriores preguntas y conocer el significado de Santander como símbolo representado en dicha olvidada escultura se seguirán teóricamente a George Mead (1863-1931), filosofo y sociólogo de la llamada Escuela de Chicago, que acuña la teoría de Interaccionismo Simbólico, en la cual el hombre interactúa con su entorno para darle significación a los símbolos que lo rodean, dicha corriente nace como respuesta al instintivismo, que proponía las causas de las acciones a solo impulsos biológicos. Según el Interaccionismo simbólico el entorno cultural complementa los impulsos biológicos[1]. Lo cual nos obliga a visualizar como los estudiantes ven y perciben a Santander, entendido este ultimo como un símbolo y no como una racionalización completa de la vida del prócer, prócer que por su lejanía en el tiempo se ha convertido, junto con Bolívar, en símbolo de ciertos conceptos, que según el mismo Mead, surgen a partir del entorno[2].

También seguiremos en este estudio a Carl Schmitt (1888-1985) quien en las épocas del Tercer Erich pudo encontrar las categorías según las cuales se definía lo político, Schmitt sostiene que lo político tiene una escancia, una distinción especifica; así como lo estético establece la diferenciación entre feo-bello, lo moral entre bien-mal, lo económico entre rentable-no rentable, lo político está en el concepto de amigo – enemigo[3]. Dicho concepto “no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo […] simplemente es el otro, el extraño”[4].

La escultura.

Sobre el ala izquierda de la Casa de Nariño, justo unos pasos mas allá de un reten de Guardia Presidencial, se encuentra el Claustro de San Agustín, edificación que anteriormente era la sede del Museo de Artes y Tradiciones y que a comienzos de este siglo estaba a punto de ser solo una ruina, hoy en día, bajo la administración de la Universidad Nacional de Colombia, funciona el SPM (Sistema de Patrimonio Cultural y Museos). Al entrar en el Claustro y situarse en el centro del patio, justo hacia el sur, una sala anuncia con gigantesco titulo “Reserva Visitable”, el confuso nombre no advierte al desprevenido visitante de todo lo que ella contiene, sin embargo quien se arriesga a entrar logra percibir en su primer paso dentro de la sala un silueta algo siniestra hacia su izquierda. Justo ahí la atención se dirige a la figura antropomorfa que luce una mirada penetrante. Es inevitable no acercarse a contemplarla más de cerca, pese al miedo que produce estar al frente de una escultura de 2,10 mts del General Santander, a quien se le reconoce sin necesidad de leer la información museográfica que advierte la escultura de bronce. ¿Cómo llego allí la escultura? ¿Por qué su deteriorado estado?

Hacia 1940 se cumplía en Colombia el primer centenario de la muerte de Santander, por la época el liberal Eduardo Santos era el Presidente de la Republica. El año anterior se Expedia el decreto 1222 de junio de 1939, el cual tenía como objetivo la formación de una Junta Especial, encargada de organizar los homenajes correspondientes. Dicha Junta estaba presidida por Fabio Lozano y Lozano, Presidente de la Academia Colombiana de Historia, y Laureano García, quien lideraba la Sociedad Santanderista[5]. Dentro de los homenajes se estableció levantar estatuas en todas las ciudades del país (Decreto 255 de febrero 9 de 1940), causa para la cual, en una de las reuniones de la Junta, se presento a un joven escultor bogotano de nombre Luis Pinto Maldonado, quien en un manuscrito hallado por el profesor Oscar Posada[6] relata cómo fue el proceso de elección de su escultura:

“Ejecute un dibujo o boceto del general Santander que era así: aparecía de pie llevando en la mano izquierda un bastón (símbolo de mando) y en la mano derecha la constitución […] el doctor Lozano me dijo: […] ‘Póngale en la mano izquierda la constitución, dirigida hacia su pecho, y la mano derecha cogiendo la capa`, lo hice así, en su presencia y le agrado el boceto con sus indicaciones; y agregó ‘hágase una maqueta en yeso pequeña`”[7].

La junta escogió la escultura de Maldonado para ser puesta en la Universidad Nacional, que desde 1938 gozaba de un espacio propio, desarrollado por una misión alemana convocada en 1923, misión en la cual se encontraban y encabezaban Leopoldo Rother, arquitecto de familia judía que se refugia en Colombia, y el pedagogo Fritz Kartzen, también alemán[8]. La planeación y construcción del campus daba a la universidad una unidad arquitectónica, guiada bajo los parámetros de la Escuela Bauhaus. Lo que finalizaba con un largo periodo de fragmentación física de la universidad por toda la ciudad. La universidad tal como la concibió Kartzen y Rother giraba (y gira) en torno a una Plaza Central la cual Hans Rother, hijo de Leopold, describe: “La plazoleta tiene forma de hexágono irregular, comprendida por dos segmentos”[9]. La plaza, muy diferente a la que conocemos, estaba flanqueada por los edificios de Derecho y de Artes Plásticas (Escuela de Artes y Oficios en aquella época), edificios diseñador por el propio Rother. Para dicha plaza se planeo la escultura de Santander, la cual estaría ubicada sobre un pedestal diseñado por Rother.

La escultura, fundida en broce “aparece con gracia y garbo de pie” con “ojos hundidos de mirada penetrante”[10]. El profesor Posada también rescata que el pie izquierdo esta adelante del derecho, lo que le da dinamismo a la obra. Santander esta vestido de frac, bastante elegante y con una capa que sostiene con la mano derecha, en su mano izquierda a la altura de su pecho se encuentra un papel enrollado, que según Posada, es la constitución de Colombia[11]. Sin embargo más que los detalles del atuendo es muy diciente que este vestido de civil y no de militar, cosa que Posada no advierte. Este aspecto lo intentaremos ver más adelante.  La escultura se situó en el alto pedestal y fue adornada con astas y arboles lo que la encuadraban en la armoniosa composición de la plaza.

La Escultura permaneció inmaculada en dicho sitio hasta 1964, año en el cual bajo la rectoría de José Félix Patiño se implemento el Plan Cuatrienal de Desarrollo. Dicho plan contemplaba la construcción de un centro administrativo, una biblioteca, y un auditorio. Entre el Auditorio (León de Greiff) y la Biblioteca Central (Francisco de Paula Santander) se reubico la escultura de Pinto Maldonado, el hermoso pedestal de Rother fue suprimido y Santander fue puesto sobre un pedestal cualquiera y en un sitio cualquiera frente a lo que hoy es la Torre de Enfermería.

Santander, Pinto Maldonado y las discusiones del Arte.

Para entender la escultura como símbolo se deberá aclarar en qué momento de la historia del arte fue ejecutada. La figura humana como protagonista de la escultura data de las conocidas esculturas griegas, representaciones de dioses atropomorfizados con los ideales de belleza helénicos, así mismo los romanos, en el culto al imperio y al emperador, revistieron de homenajes en mármol la imagen de sus líderes. La Edad Media también dejo sus huellas en nuestras esculturas, ya que estas adquirieron un carácter pedagógico[12] y a este carácter se le agrego la monumentalidad, el prestigio y la grandeza propios del Renacimiento. Estos ideales se reflejaron y consolidaron en la escultura conmemorativa en los siglos XVIII y XIX, el Romanticismo fue gran catalizador de dichos procesos. La ilustración y el republicanismo habían cambiado a los santos y a los reyes por un nuevo panteón de héroes ilustrados y en su dinámica por apelar al tercer estamento la escultura salta de las galerías y los palacios al espacio público “como forma de democratización”[13]. Este es el modelo que llega a América, un modelo decimonónico que está en las entrañas mismas de la Escuela de Artes y Oficios, en la cual el joven Maldonado se educaba bajo los parámetros europeos altamente pregonados por Roberto Pizano, quien hacia parte de esas corrientes del siglo XIX y quien dirigía la Escuela. Según Posada, Pinto Maldonado tenía la capacidad de plasmar en sus esculturas el carácter interior del personaje[14], esto a través de un estudio casi sicológico que Maldonado hacia de quien esculpía. Su obra de “tendencia clásica” con intenciones románticas y sentimentales del siglo XIX[15] no le genero muchos adeptos “tanto que, en el VII Salón Anual de Artistas Colombianos, su obra fue rechazada por pecar de clásica”[16].

Este tipo de esculturas conmemorativas se caracteriza, según Carolina Venegas, de la siguiente manera:

“a) Representación figurativa del héroe; b) ubicación de la estatua o busto sobre pedestal con la intención de jerarquizar al personaje representado y elevarlo del nivel de visión del espectador; c) el pedestal contiene cartelas y relieves que responden al carácter narrativo y pedagógico que los origina”.[17]

De las anteriores características la escultura de Santander cumple las dos primeras, además de esto la autora agrega que el entorno se decora y se embellece[18], La centralidad en la Plaza y el pedestal constituyen parte importante de la escultura como símbolo. Todo lo anterior enmarca a Santander como un ídolo, como un símbolo de veneración, característica del arte decimonónico que Pinto Maldonado representa. Pero habría que preguntar ¿Símbolo de qué?

Santander el hombre, Santander el símbolo.

 No valdría la pena hacer una biografía de Santander el hombre, obras verdaderamente competentes de ese tema existen a manos llenas, es el objetivo sin embargo resaltar la construcción simbólica que se ha generado en este país desde su fundación, y que constituye a un país fabricado en el antagonismo de sus padres fundadores; “la asociación de estos ‘padres-fundadores` de nuestra nacionalidad con el bipartidismo ha ayudado a impedir la conformación de la identidad nacional en torno a un héroe común”[19]. Esta asociación, o disociación, de los partidos políticos se establece en su relación con las desavenencias entre Bolívar y Santander.

Los dos inician sus carreras como prolijos militares en las luchas de independencia, aunque a Santander no se le reconozca generalmente, Safford y Palacios nos lo recuerdan: “Santander había estudiado derecho en Santa Fe de Bogotá (1805 – 1810), pero no había practicado esa profesión […] Por haber pasado nueve años en carrera militar y haber ascendido a la graduación de general, en 1819 ya se considero militar”[20]. Las dichas desavenencias se debieron a las políticas liberales que Santander representaba, políticas que chocaban con un espíritu más conservador del Libertador.  Según Fernán González, el pensamiento Santanderista despertaba en Bolívar desconfianza[21] pues este asimilaba que un régimen de libertades solo crearía condiciones para una “pardocracia”[22] que no significaba más que el levantamiento de los que se habían liberado de la metrópoli. Según esto Bolívar no era amigo de una democracia absoluta, por lo cual defendía la idea de evitar las elecciones presidenciales, en lugar de ello se establecería un presidente vitalicio que no rendiría cuentas a nadie, lo que no era más que una monarquía constitucional revestida de republica[23].  Sin embargo la Constitución de Cúcuta establecía un régimen republicano que no podría ser disuelto hasta 1831. Santander ante estas tendencias totalitarias se apertrecho en la Constitución. Por este tipo de conflictos el cucuteño se gano el apodo de “hombre de las leyes” puesto por Bolívar “no sin algún sarcasmo”[24].

Este “apego” a las leyes irritaba al Libertador, que veía en ellas solo impedimentos para gobernar como era debido, dicho apego a las leyes con el que se ha caracterizado a Santander no le ha generado muchos adeptos pues debía competir con el carisma y la elocuencia de Bolívar[25], esto genero un “choque subyacente de personalidades entre el gremio impaciente de Bolívar y la mentalidad legalista, cautelosa y metódica de Santander”[26]. Pareciera natural que el colombiano promedio se sintiera incomodo con la ley como determínate total de la vida social, no es difícil recordar como los comentarios de Antanas Mockus en la última campaña presidencial (2010), que afirmaban que si la ley decretaba extraditar a Álvaro Uribe el solo podría acatarla[27], la reacción de la gente y el bajonazo en las encuestas fue claramente perceptible, primero estaba la persona de Uribe como el gran líder que los electores veían antes que la carta constitucional.

Otra de las desavenencias entre Bolívar y Santander se debe al caso de la inclusión o no de Jeremy Bentham en la educación de la nueva nación. En este punto Bolívar se mostraba mucho más conservador ya que defendía que la escolástica se enseñara por encima de tendencias liberales, los adeptos de Bolívar incluso caracterizaron a quienes apoyaban la enseñanza de Bentham como rebeldes “José Manuel Restrepo (consejero de Bolívar) […] expresó su convencimiento de que la actual enseñanza del derecho, en particular las doctrinas de Bentham, llevaba a los jóvenes a conspirar contra el gobierno”[28] y no descarto la idea que unos de estos jóvenes hubiesen sido los responsables del atentado del 25 de septiembre. Hecho que marcaria el rompimiento final entre Santander y Bolívar.

Santander fue gran impulsor de políticas administrativas que impulsaran la educación estatal, promoviendo una actitud antirreligiosa en las aulas[29]. La misma Universidad Nacional nace en el seno de las políticas liberales más radicales de la segunda mitad de siglo[30], alimentada por las ideas de educación pública que Santander había impregnado en quienes fundaron el partido Liberal[31].  

Se podría decir que Santander representaba a la izquierda de ese entonces, Incluso izquierdistas recientes, como Torres Giraldo, defendían a Santander en sus ideales liberales contra la figura de Bolívar[32].  Bushnell recuerda que incluso Marx se consideraba santanderista[33].

Tiempo después los Santanderistas se dividieron en moderados y otros más radicales, los primeros se alinearon con los Bolivaristas y de dicha unión se conformaría lo que se reconocería después como Partido Conservador, los santanderistas radicales serian conocidos como Liberales, Safford y Palacios dan como catalizador de dichos procesos a la Guerra de Los Supremos[34]. Luego de este proceso empezaría el acto de performar y construir a cada prócer según la conveniencia del partido. Así como lo resalta Ayala Diago, los leopardos a comienzos del siglo XX reafirmaron la ideología conservadora basada en Bolívar[35], y Santander se quedaba relegado en un país que no recordaba de buen agrado las épocas del Olimpo Radical. Bushnell en su ensayo ya citado, nos recuerda como Ignacio Lievano Aguirre, en su biografía sobre Bolívar, se encarga de enlodar la imagen de Santander, caracterizándolo como retardatario[36]. A su vez explica el posible odio del conservatismo hacia Santander a través de un intrincado lio de faldas, según Bushnell; José Eusebio Caro (hijo legitimo de la amante ilegitima del Hombre de las Leyes, Nicolasa Ibáñez) guardaba gran resentimiento a Santander y Miguel Antonio Caro, Hijo del escritor y principal ideólogo del partido Conservador, se encargaron de empañar totalmente la imagen del prócer[37], Laureano Gómez e Ignacio Lievano Aguirre como herederos del odio antisantanderista de los Caro harían el resto[38], el segundo en su estudio de Bolívar y el primero en su publicación El mito de Santander. Bushnell cita una entrevista en la cual se hace la pregunta fundamental a Santiago Díaz Piedrahita: “SEMANA: A propósito de historia, ¿Bolívar si era el bueno y Santander el malo?, S.D.P.: No se trata de buenos y malos sino de personajes que vivieron en momentos muy complejos y que fueron protagonistas de sus días.”[39] Dicha concepción moderada no ha sido tenida en cuenta por quienes han transformado a cada prócer según lo que conviene a su ideología.

Podríamos decir que Santander y la idea de este se van deformando, primeramente en sus desavenencias con el Libertador, que los seguidores del uno y el otro radicalizan, y seguidamente a través de la alineación de los partidos políticos que en busca de un héroe construyen y contraponen a los próceres en beneficio de una aplicación amigo-enemigo, como nos lo recuerda Schmitt, ya que a través de la toma de posición de un grupo social según la teoría de amigo-enemigo (o sea cuando se define quien es el amigo y quien el enemigo) se establece una comunidad política[40], en este caso acudimos a la misma lucha pero desde el carácter simbólico, que fundamentan desde la oposición el bipartidismo colombiano. Por lo anterior no podemos esperar una asimilación objetiva de la escultura de Santander, ya que según Rose Arnold: “Un símbolo se define como un estimulo que tiene un significado aprendido y un valor para la gente, y la respuesta del hombre al símbolo se hace en términos del significado y valor que tienen”[41]. Como apuntábamos en la introducción, según Mead, se responde al objeto o al símbolo según lo que yo ya tengo en la cabeza, y como vimos anteriormente la escultura de Santander ya tenía de por sí una cantidad de conceptos en sí misma, los cuales explotan en 1976.

Primer destierro

El país viva una situación bastante delicada en cuanto a orden público, la Universidad se había convertido en foco de quienes no estaban contentos con el poder imperante, de naturaleza liberal, o neoliberal, La revolución cubana se consolidaba en su papel de discordia en medio de la Guerra Fría. El 8 de octubre de 1976 se decreta el estado de sitio[42], lo cual ya se había hecho varias veces en los dos últimos años, ese mismo día se presentaban disturbios en la Universidad Nacional, disturbios que decretaban el destino del Santander de Pinto Maldonado.

El día correspondía a la conmemoración de la muerte del Ernesto Guevara, ocurrida nueve años antes, era un viernes propenso para desordenes. Las protestas se concentraron en la Plaza Central, antes del medio día, según narra El Tiempo[43], en conmemoración del “día del guerrillero heroico” desde allí varios grupos de “estudiantes” se dispersaron y quemaron tres vehículos, luego un grupo de encapuchados se tomo una grúa y la entro al campus, allí la dirigieron a la Plaza Central. Con el apoyo de la pesada herramienta engancharon por medio de sogas el cuello del General vestido de civil y lo dieron de baja. “el plinto de la escultura se perdió al quedar empotrado en el pedestal que le construyeron”[44]. Según El Colombiano[45], la escultura fue arrastrada por el camino que conduce a la 26 envuelta en una bandera de Estados Unidos[46]. Volviendo con El Tiempo este relata que la escultura fue colgada (no me explico cómo) del puente peatonal de la 26 “Allí se bamboleo durante casi dos horas, hasta cuando el cuerpo de bronce se desprendió”[47]. Hecho esto los jóvenes se replegaron al campus, la policía entro (más de mil efectivos según El Tiempo) y en una extraña calma recorrió la universidad sin la mas mínima agresión verbal o física.  Los policías subieron a una grúa (la grúa) la estatua y se la llevaron “botín de guerra”[48], para luego ser ubicada en la Escuela de Cadetes General Santander, en el sur de la ciudad, donde reparada burdamente se erige aun hoy en día[49].

Así la escultura diseñada por Maldonado, fundida con ayuda de Viecco y ordenada por Eduardo Santos (ex director de El Tiempo y muy cercano a dicha casa editorial) salía humillado de la Universidad Nacional, universidad que sus ideas habían fundado. Cornelio Reyes, Ministro de Gobierno de López Michelsen, afirmaba que en la “profanación” de la escultura se había erigido una bandera del ELN en la “plaza Che”[50], Duran denunciaba este mismo hecho: “Por otra parte, es evidente, que si la bandera del ELN ha estado ondeando en la Universidad Nacional desde el 8 de octubre, está bien que la autoridad universitaria […] renuncie”[51] No es posible afirmar que el ELN fuese el responsable.

Estos disturbios, más otros más unos días después[52], darían por resultado una crisis en la Universidad que dejaría a la institución sin rector, por conflictos entre este y el Ministro de Educación para la época, Hernando Duran Dussan. Este último, según el ex rector Luis E. Mesa, había tomado la determinación sin consultarle de que el ejército se tomara el campus y expulsara a los estudiantes que habitaban las residencias universitarias, El Tiempo recalca que dicha operación se realizo en términos de “cordialidad y buenos modales”[53]. Para el 19 de octubre el diario abría su edición titulando “Crisis en la U”[54].

El símbolo del General Santander había dejado de ser el símbolo de la izquierda, por el contrario su imagen de abogado “leguleyo” se había concretado. Los nuevos héroes de la izquierda eran militares revolucionarios, que se opusieran a los regímenes, eran los tiempos de la consolidación de la Revolución Cubana, era el tiempo en que el Che se consagraba como símbolo de la misma, el mismo Bolívar se perfilaba como nuevo símbolo de la juventud revolucionaria, pues Bolívar era el militar batallador, Santander solo se asociaba con las políticas liberales que Estados Unidos tenían su mayor representante, y así mismo Estados Unidos era ahora representado como un Imperio, ante el cual Cuba se había revelado, Imperio símil del que se había convertido enemigo Bolívar. Simplemente quien se asociara con este nuevo enemigo, el Imperio, seria representado como el enemigo de los antiimperialistas, vemos como aplica Schmitt y su teoría del concepto político.

Segundo destierro.

“Trece años después de haber sacado por la fuerza de la Universidad Nacional de Bogotá, el general Francisco de Paula Santander regresó al campus universitario con uniforme de estatua”[55] Esta vez la escultura se coloco en hall de la Biblioteca Central Francisco de Paula Santander, mas escondido. Se realizo una ceremonia en la cual el Presidente de la Republica, Virgilio Barco. Este había pedido a Pinto Maldonado una escultura similar a la que se encontraba en Roma[56], Barco era devoto santanderista y buscaba realizar homenajes antes de dejar la presidencia. Dentro del encargo se encontraban dos estatuas mas, una seria enviada a Francia y otra estaría en el Mausoleo del General en el cementerio Central[57]. El evento de inauguración se realizo en sábado en la mañana, pues la universidad esta mas “calmada”. Sin embargo días después un grupo de jóvenes al enterarse del evento entraron a derrocar al cucuteño por segunda vez[58].  Cristina Prieto, funcionaria de la Biblioteca, relata como unos pocos encapuchados entraron en la biblioteca armados, según le conto Lucy Rojas vigilante de turno en la entrada del edificio[59], Cristina se encontraba en el segundo piso del Polideportivo, desde donde pudo ver como unos pocos encapuchados sacaban la escultura, ella advierte que parecía una persona, sin embargo reconoció, con sus compañeros de trabajo, que se trataba del General Santander. Lo tiraron al suelo, continua con su relato, y lo apedrearon. Esta vez no fue sacado de la Universidad como en el 76, sin embargo por las agresiones, la segunda escultura, quedo gravemente deteriorada. El segundo destierro no hace sino afirmar el primero, en cuanto a que la imagen de Santander es incompatible en la Universidad Nacional.

Sin embargo sería un error pensar que la agresión a la escultura de Santander representa en su totalidad los pensamientos de la gente sobre este símbolo. Como lo advertía Cristina, la escultura fue sacada por hombres armados, lo cual nos remite a una minoría dentro del campus, que son aquellos grupos conocidos como “capuchos” organizaciones “políticas” dentro de la misma universidad, a los que el periodista Raúl Alejandro Martínez cataloga pertinentemente así:

“Entre radicales de la Nacional hay diferentes corrientes ideológicas. Están los camilistas (seguidores del Che Guevara y la guerrilla del ELN), los maoístas (admiradores de la revolución popular china y la guerrilla peruana de Sendero Luminoso), los de pensamiento bolivariano (afín esa rara mezcla de marxismo-leninismo y admiración por Bolívar, que caracteriza a las Farc y al chavismo)”.[60]

Lo anterior nos lleva a preguntarnos cómo funcionan los disturbios en la Universidad.

Protesta, disturbios y masas

El día jueves 12 de Noviembre Bogotá amanecía aun en medio del caos que había dejado el día anterior un terrible aguacero, este había evidenciado la fragilidad del sistema de transporte masivo Transmilenio, lo que había generado varias protestas de usuarios contra este servicio[61]. Ese día hacia el medio día un grupo de estudiantes ¡no encapuchados! Salió con pupitres en mano para protestar frente a la entrada de la avenida 30, estos estudiantes gritaban arengas pidiendo una tarifa preferencial para los estudiantes de la ciudad, además de gritar vítores a la universidad y al estudiantado. Todas a mi parecer reclamaciones validas. Haciendo la salvedad que este grupo de estudiantes no pertenecía a una organización política o subversiva (aparentemente). El autor de este escrito se encontraba presente, no de manera activa. En este tipo de protestas se hacía notable como uno o dos líderes guiaban y organizaban la protesta, en este caso dichos líderes hacían una señal a la cual el resto de la gente respondía según lo indicado. Se desplazaban sobre la avenida Crr. 30 para bloquear el tráfico y luego se replegaban para después volver a detener los vehículos en intervalos de unos cinco a tres minutos. Mientras tanto en la “Plaza Che” un grupo de “capuchos” de la organización Movimiento Bolivariano hacían formación en el cetro de la plaza, llamando la atención con papas explosivas, al parecer conmemoraban el decimo aniversario de fundación de dicho “movimiento”. Este segundo hecho termino por opacar la primera protesta que tenía unas premisas validas y serias, esto nos muestra la dicotomía existente en la Universidad en cuanto que uno es el movimiento estudiantil y otro las organizaciones políticas, factor que se debe considerar relevante en este escrito.

Lo anterior nos interroga sobre los disturbios en la universidad. Para mi estos nacen de planes hechos premeditadamente y no son manifestaciones espontaneas, como relataba Cristina, los días anteriores a cualquier disturbio los “encapuchados” les advertían “mañana va a ver pedrea, vénganse con tenis”[62], Según la tesis de Diana Amórtegui, la violencia en la universidad no se debe a hechos aislados sino a conmemoraciones[63]. Según Amórtegui, además los violentos se respaldan en la idea de que ellos reaccionan un hecho violento contra ellos lo cual genera una responsabilidad disminuida[64], En 1976 tenemos una conmemoración y en 1990 una reacción a un hecho supuestamente ofensivo (la inauguración de la nueva estatua y la presencia del Presidente Barco), Esta violencia corresponde a un nivel alto de desinstitucionalización y a entornos culturales violentos[65]. Estos actos tiene unos objetivos por subsanar dentro de la sicología de quienes en ella participan ya que el actuar en los disturbios aumentan la autoestima y estimulan cierta liberación de preceptos sociales debido a que generalmente se actúa en masa. Así mismo los que no participan en los disturbios, sino que tienen el papel de observadores, incrementan la posibilidad que quienes actúan se “exhiban” más, aunque Amórtegui advierte que una vez escalado el conflicto los testigos disminuyen.

La gran mayoría de los estudiantes no comparten esta manera de protestar. Para ellos proponer y deliberar no significa tirar piedra.”[66] Afirma Martínez, y en gran medida es cierto, y lo respalda la tesis de Amórtegui[67], se podría decir incluso que el movimiento estudiantil no representa al estudiantado, más aun; los grupos políticos MB, TNT, etc. no representan la población total de la Universidad ni mucho menos el pensamiento de la misma. Gran parte de estos disturbios son generados por la masa en la cual se pierde la individualidad, se actúa en grupo, lo cual genera cierto grado de irresponsabilidad, que se cubre en el hecho que se actúa con un gran número de personas[68].

Para concluir habría de afirmar que, de acuerdo con Amórtegui, el movimiento estudiantil presenta una incapacidad para mostrar la verdadera cara de los estudiantes[69]. Esta incapacidad para hacerse valer por medios democráticos en los que participen todos los estudiantes, en los cuales el conjunto de pensamientos y divergencias intelectuales converjan hace que algunos usen la violencia como expresión de su supuesto poderío en la Universidad, poderío que pretenden mostrar con lo que se podría asimilar como una guerra de símbolos, guerra en la cual Bolívar, el Che, Camilo Torres, los miembros de las FARC o el ELN, se reúnen bajo la categoría de revolucionarios, categoría de la cual Santander fue excluido, y por lo tanto derrocado.

Los últimos días de Santander en la UN

La escultura de Santander paso sus últimos días un depósito del Museo de Arte de la Facultad de Artes, allí a la intemperie estuvo desde el 90, solo hasta que el profesor Posada diera por advertido el descuido en que estaba la obra, sin nombrar las obras de Pizano que en las mismas o peores condiciones se encontraban.  Antes ya había estado en el edificio de Diseño Grafico, e incluso había podido convertirse en chatarra.  Tal vez ese era el destino de casi todas las obras de patrimonio cultural que perdidas en la Universidad andaban esperando su triste final.

En un último adiós de la escultura a la Plaza, el profesor Posada, la llevo el día sábado 18 de febrero de 2008: Se “lideró un evento simbólico que buscó despertar conciencia entre la comunidad educativa sobre la recuperación, restauración y conservación de los bienes muebles de la Universidad Nacional de Colombia”[70] Así se dispuso la escultura en el sitio exacto en el que se encontraba cuando Rother le diseño el pedestal. Se tomaron unas fotos y Santander se despidió de su Plaza, dicho “evento simbólico” de efectuó un día sábado.

La Universidad en el 2007 inicia un proyecto de inversión con él buscaba rescatar el patrimonio cultural reunido en la historia de la institución. Una vez fundado el SPM (Sistema Patrimonio Cultural y Museos), la escultura es rescatada de su negro destino y llevada al Claustro de San Agustín, sede del Sistema. Allí es sometida a un proceso de restauración, a cargo de Ángela Erazo[71], conservadora de la Universidad Externado, quien afirma:

“En cuanto a su estado de conservación, la obra se encuentra alterada estructuralmente, ya que presenta varias fracturas de diámetro considerable, así como un gran faltante en la cabeza del personaje. […] Este tipo de deterioros ponen en riesgo la estabilidad y permanencia de la obra, así como la garantía de permanencia en el tiempo de los valores en ella contenidos”[72]


La pieza estuvo en exhibición por un tiempo, y ahora fue desplazada por un Maguare amazónico, su lugar es el deshonroso rincón de la ya mencionada Reserva Visitable del Claustro de San Agustín.

En líneas generales, se podría resumir lo que simbolizó Santander para la izquierda colombiana en las palabras de Antonio Morales, conocido periodista del Polo Democrático Alternativo:

“'El hombre de las leyes' ¿en un país en el cual se hicieron y se hacen las leyes para que no perduren? Si Santander estuviera vivo votaría por Noemí Sanín y sería más neoliberal que Mockus […] Pero en realidad, además de la marrulla, la puñalada trapera y las leguleyadas, lo que queda de Santander es una escuela para tombos, una estatua medio decapitada en el museo de la Universidad Nacional (en 1976 lo tumbamos para poner al Che Guevara en la plaza) y un devaluado billete de dos mil pesos. Y ya es mucho...”[73]

Experimento, regresa el fantasma de Santander

El día 19 de Noviembre se realizo un “experimento” en el cual se buscaba observar como la comunidad universitaria interactuaba con la escultura de Santander, más que como escultura como símbolo.

La nueva escultura constaba de una columna de 2 metros de alto por 30 centímetros de ancho y 30 de profundidad, sobre la cual se plasmo la imagen de la escultura de Pinto Maldonado, sin embargo se altero y se uso la técnica de stencil en la cual se contrastan las luces y sombras hasta el nivel máximo de modo que la figura se reduzca a un monocromo. Se decidió el stencil  por ser esta la técnica con la cual los símbolos más emblemáticos de la universidad son representados en los muros de la misa, como es el ejemplo del ya citado Che en el muro del Auditorio.

La columna se situó en el sitio en que estaba la primer escultura de 1940. A las 2pm del día viernes. Se eligió este día ya que al contrario de lo hecho por Posada en 2008 (Posada elige un sábado a fin de que la Plaza este lo más vacía posible) es el día en que más gente concurre a la plaza, ya que el objetivo era observar a la gente con la imagen de Santander.

Las percepciones y predicciones sobre lo que podría pasar con la imagen fueron completamente desafiadas pues a lo largo de la tarde e incluso la noche (7pm) esta permaneció inmaculada en el sitio en que se dispuso. Solo una vez se movió del sitio; a las 3:51pm dos estudiantes la derriban sin culpa alguna y la vuelven a colocar donde estaba. A las 4: 26pm dos individuos se acercan la miran despectivamente, escudriñan alrededor intentado divisar a quienes colocaron el objeto y luego se retiran.

Esos fueron los hechos más resaltables de la tarde. Hacia las 8 de la noche la caluma con la imagen del Hombre de las Leyes se retira de la plaza.

Según Mead los actos que se desencadenan a partir de la Interacción Simbólica dependen en gran medida de los conceptos que ya residen en los individuos, según esto el resultado de intentar observar una Interacción Simbólica fue que no hubo Interacción Simbólica. ¿Y eso que significa? Significa, según mi parecer, que los conceptos según los cuales se categoriza a Santander como enemigo de ciertas concepciones políticas no residen el general de los estudiantes, o que bien la gran mayoría no conocen la historia de las esculturas de Pinto Maldonado.

El común denominador de os transeúntes (que pasaban en un promedio de 30 por minuto cerca a la columna) era de completa indiferencia. Algunos, muy pocos, la observaban y luego continuaban su camino, y un muy mínimo numero de gente (dos o tres) alteraron su camino para acercarse a la imagen y observar de que se trataba. Esto nos llevaría a pensar que tal vez la actual comunidad universitaria poco advierte de la gran cantidad de símbolos que pueblan las paredes del campus.

Lo que se esperaba era observar como algún grupo de encapuchados reaccionaban contra la imagen, sin embargo ninguno de estos grupos hizo presencia en la plaza, si la imagen hubiese estado mucho más tiempo (días tal vez) es posible que dichos grupos hubieran reaccionado, lo cual comprueba que sus acciones no son espontanean sino planeadas o en reacción a otro hecho, como lo afirmaba Amórtegui. Sin embargo, pese a la gran confluencia de gente, la presencia de bebidas alcohólicas y otras sustancias, la imagen del General Santander paso una tarde y algo de la noche completamente inadvertida.


Conclusión

“El postulado metodológico fundamental de la escuela de Blumer (Se refiere al Interaccionismo Simbólico que Blumer desarrolla a partir de los planteamientos de Mead en la Escuela de Chicago) es que, si bien el individuo es un ser social y el espíritu un producto de la sociedad, es imposible explicar su comportamiento a partir de las solas normas y roles socialmente definidos. Mas bien, cada individuo interpreta y construye cognitivamente el mundo en torno y actúa en consecuencia con la definición que da de una determinada situación”[74]

Los preconceptos que se tenían ante el “experimento” antes descrito demuestran como es común caer en el error de interpretar la Interacción Simbólica según los preceptos propios del investigador y no según los de la gente que interactúa con dichos objetos simbólicos. Lo cual nos lleva a pensar en la conclusión pensada a partir de una dicotomía de pensamiento al interior de la Universidad Nacional, ya que uno es el pensamiento y la interpretación que los estudiantes del común le dan a la figura de Santander, la cual tiende a ser indiferente o por lo menos no violenta como se esperaría lo cual me lleva a concluir que la gente del común de la universidad no participa en la guerra de símbolos en las cuales si se adscriben los grupos políticos de ideología izquierdista revolucionaria (conocidos como “capuchos”) grupos que complementan la dicotomía plantada, estos en el caso en que hubieran hecho presencia en la plaza si habrían “interactuado” con la figura de Santander, como lo ha hecho en varias ocasiones[75], ya que para estos grupos la imagen de Santander representa una agresión pues el Hombre de las Leyes, independientemente de lo que haya sido en vida, se ha construido en vida ha sido transformado a través de la historia política, social e intelectual de Colombia en el símbolo de las oligarquías liberales y neoliberales, en esta transformación se parte desde los conflictos entre este y el Libertador los cuales fueron ahondados por sus seguidores e institucionalizados a partir de las filiaciones partidistas. Santander ha sido construido como el enemigo de Bolívar, Sin embargo el giro interesante está en que Bolívar representaba el conservatismo a comienzos del siglo XX y solo con la consagración de los movimientos revolucionarios militares representados por la Revolución Cubana en la segunda mitad del siglo el Libertador pasa a la izquierda. Tal vez de una manera inocente Pinto Maldonado vistió a su Santander de civil, o tal vez este era el ideario de los liberales del corte de Eduardo Santos que se querían alejar todo lo posible de las guerras civiles del siglo XIX y del conflicto de inicios de siglo XX. La representación del Che Guevara, que remplaza en la toponimia y en lo representativo a Santander, simboliza a un militante de la revolución, no a un abogado vestido de civil y su aferrado espíritu legalista que tan contradictorio resulto a Bolívar y a los colombianos.

Reflexiones cabria hacerse sobre como independientemente de lo simbólico de los objetos son tratados en la universidad, si estos merecen respeto y cuidado por ser patrimonio histórico material de la institución o si por el contrario es indispensable e inevitable que la gente se apropie de dichas representaciones e interactué con ellas. Sin embargo valdría la pena preguntarnos ¿El estado actual del campus y de su patrimonio mueble e inmueble es la apropiación de todos los estudiantes o de unos pocos? ¿Es negligencia del sector administrativo o falta de apropiación por parte de los estudiantes? El exilio de Santander solo es el indicio de todo lo que puede despertar una simple estatua de bronce.
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[1] Úriz Pemán, María Jesús. Personalidad, Socialización y comunicación, El Pensamiento de George Herbert Mead. Libertarias Prodhufi. S.A. España 1993. p. 75.
[2] Ibíd. p. 54.
[3] Schmitt, Carl. El concepto de lo político. 1932. Traducción: Rafael Agapito. Alianza, Madrid, 1998. p.56.
[4] Ibíd., cit. p. 57.
[5] Posada, Oscar. Santander en la Escultura de Pinto Maldonado. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes. 2008. p.34.
[6] Profesor adscrito a la Facultad de Artes, en la Escuela de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia.
[7] Citado en Posada. Op, cit p. 94.
[8] Para información detallada sobre la historia de la planta física del campus véase: Amorocho, Luz. Planta Física 1867 – 1982. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1982.
[9] Citado por Posada. Op, cit. p.36. Descripción correspondiente a la Plaza original de los años 30 y 40.
[10] Posada. Op, cit p. 23.
[11] Ibíd.
[12] Vanegas Carrasco, Carolina. Bogotá: reflexiones sobre arte público. En: Ensayo Critico Histórico Teórico o Crítico sobre el campo del arte colombiano 2006. Alcaldía Mayor de Bogotá. Secretaria de Cultura y Turismo, Bogotá. 2006. p.95.
[13] Ibíd. p.96.
[14] Posada. Op, cit. p. 21.
[15] Ibíd.
[16] El Espectador, 10 de Junio de 2005. En web: http://www.colarte.com/recuentos/P/PintoLuis/critica.htm. Consultado: 9-11-2010.
[17] Vanegas. Op, cit. p.101.
[18] Ibíd. p. 102.
[19] Gonzales, Fernán E. Para leer política, ensayos de la historia política colombiana. Cinep. Bogotá. 1997. p.235.
[20] Safford, Frank y Palacios, Marco. Colombia, país fragmentado sociedad dividida. Editorial Norma. 2002. p.233.
[21] González. Op, cit. p.236.
[22] Ibíd. p.245.
[23] Safford y Palacios. Op, cit p.252.
[24] Ibíd. p.233.
[25]Bushnell, David.  Ensayos de historia política de Colombia siglos XIX y XX. La Carreta Histórica.  Medellín – Colombia. 2006. pp. 19-21
[26] Bushnell, David. El Régimen de Santander en la Gran Colombia. 1954. Traducción: Jorge Orlando Melo el Ancora Editores. Bogotá, 1985. p.94.
[27] Véase: Semana. Lo más polémico del debate emitido por CitiTV. Abril 28 de 2010. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-elecciones-2010/polemico-del-debate-emitido-citytv/138182.aspx Consultado: 10 - 11 – 2010.
[28] Uribe-Urran, Víctor. Vidas honorables, abogados, familia y política en Colombia 1780 – 1850. Fondo Editorial EAFIT, Banco de la Republica. 2008. p. 250.
[29] Ibíd. p.246.
[30] Safford y Palacios. Op, cit. p.442.
[31] Véase Bushnell. El Régimen de Santander… pp. 224-237.
[32] Bushnell. Op, cit. Ensayos de Historia… p. 19.
[33] Ibíd. p. 14.
[34] Safford y Palacios. Op, cit.
[35] Ayala Diago, Cesar A. Gilberto Alzate Avendaño, el porvenir del pasado. Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas. Bogotá 2007. pp. 56-58.
[36] Bushnell. Op, cit. Ensayos de Historia… p. 15.
[37] Ibid. P. 25.
[38] Ibíd. P. 26.
[39] Revista Semana. Para construir futuro hay que mirar al pasado. Junio 10 de 2006. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-enfoque/para-construir-futuro-mirar-pasado/21668.aspx Consultado: 10 - 11 – 2010.
[40] Schmitt. Op, cit. p.67.
[41]Arnold M. Rose. Citada por: Ibáñez García, Tomas. Introducción a la sicología social. Editorial UOC, Barcelona. 2004. p. 79.
[42] El Tiempo. Octubre 8 de 1976. p. 1.
[43] El Tiempo. Octubre 9 de 1976. P. 1.
[44] Posada. Op, cit. p.42.
[45] El Colombiano. 9 de Octubre de 1976. p.6. El periódico conservador además rescata los desordenes presentados también en la Universidad de Antioquia.
[46] La relación de Santander con Estados Unidos también es causa de conflicto, según Bushnell, Bolívar no era participe de relaciones muy cercanas con los Estados Unidos, por el contrario Santander invito al país del norte a participar en el Congreso de Panamá, deformando las ideas de Bolívar sobre la integración hispanoamericana, Lievano Aguirre hace otro tanto para poner a Santander como adalid de las políticas de integración de Estados Unidos. Bushnell. Op, cit. p. 23.
[47] El Tiempo. Octubre 9 de 1976. p. 6-A.
[48] Posada. Op, cit. p. 42.
[49] La Revista Contexto UN aclara que Mariana Yunari Camacho, estudiantes de Ciencias Políticas, y Mario Fernando Rojas, de antropología,  lideraron estas protestas y disturbios, Revista Contexto UN. No 10 de 2006. Citada por Posada. Op, cit. p. 98.  Para el presente trabajo se intento hacer contacto con Mariana Yunari Camacho, pero fue infructuoso.
[50] El Espectador. Octubre 17 de 1976. Citado por Posada. Op, cit. p. 97.
[51] El Tiempo. Octubre 19 de 1976.
[52] “Incendian 3 carros en U.N.” El Tiempo. Octubre 14 de 1976. p. 7-C.
[53] El Tiempo. Octubre 17 de 1976. p.6-A.
[54] El Tiempo. Octubre 19 de 1976. p.1.
[55] El Tiempo. Agosto 5 de 1990. Disponible en web: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-73562. Consultado: 4-11-2010.
[56] Escultura fundida a partir del molde de yeso original de Pinto Maldonado de la en la Plaza Santander de la UN, fue encargada por el liberal Germán Arciniega como embajador en Italia en 1960.
[57] Posada. Op, cit. p. 67.
[58] Ibíd. p. 70.
[59] Entrevista realizada el día octubre 16 de 2010, en las instalaciones de la Biblioteca Central. Los nombres originales se han remplazado por seudónimos.
[60] Martínez, Raúl Alejandro. Al fondo del tropel en la Nacional. En: Revista Semana... Lunes 14 de Julio de 2008. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-on-line/fondo-del-tropel-nacional/113468.aspx. Consultado: 12-10-2010.
[61] El Tiempo. 10 de noviembre de 2010. En lo que va corrido del año van 206 bloqueos a transmilenio. Disponible en web: http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8332982.html Consultado: 18-10-2010.
[62] Entrevista ya citada.
[63] Amortegui, Diana Alexandra. Disturbios estudiantiles en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Tesis de Grado. 2002.
[64] Ibíd. p.15.
[65] Ibíd.
[66] Martínez. Op, cit.
[67] Amórtegui. Op, cit o, 70.
[68] Ibíd. p. 13.
[69] Ibíd. p. 18.
[70] Posada. Op, cit. pp. 80 - 81.
[71] Nueva Pieza Invitada en el Claustro de San Agustín. Sistema  de patrimonio y museos.  Disponible en web: http://www.museos.unal.edu.co. Consultado: 9-10-2010.
[72] Ibíd.
[73] Morales Riveira, Antonio. Que hubiera pasado si… el Libertador hubiera sido Santander. Revista Soho. Octubre 2010. Disponible en web: http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=11867. Consultado: 10 – 11 – 2010. Las negrillas no son del autor citado.
[74] Carabaña, Julio y Espinosa, Emilio Lamo de. La teoría social del interaccionismo simbólico: análisis y valoración crítica. En: Revista Reis. p. 172
[75] A parte de las ya citadas (1976, 1990) véase: Documental  Mas luces que sombras. Disponible en web:  http://www.prismatv.unal.edu.co/?tx_ttnews[tt_news]=565&no_cache=1. Consulado: 19-11-2010. 

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Bibliografía

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Prensa:

El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, Revista Semana, Revista Soho.

Páginas web:

Revista Soho. http://www.soho.com.co
Revista Semana. http://www.semana.com
Pagina oficial SPM.  http://www.museos.unal.edu.co.
Canal de televisión Universidad Nacional de Colombia http://www.prismatv.unal.edu.co/
Pagina arte colombiano http://www.colarte.com/



1 comentario:

  1. Buenísimo el análisis.. que interesante conocer estos detalles detrás de lo cotidiano

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